CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADA
¿Quién es el qué anda ahí?
Muchos mexicanos hemos disfrutado de la música de este
grillito extraordinario, Cri-Cri, creación de Francisco Gabilondo Soler,
canciones que son invaluables tesoros, convertidos en cuentos infantiles con
música, repletas de narrativa fantástica que desbordan la imaginación de los
niños. Y que acompañaron nuestros ratos infantiles, entre juegos, cuentos y canciones.
Nuestros padres, tíos y hasta abuelitos conocieron a ese grillito, que de la
misma forma le cantaba al rey que en lugar de pelo le brotaba miel, o al comal
y a la olla que peleaban como comadres, a la muñeca fea que nadie quería y no
olvidemos al chorrito y al ropero también.
Lo asombroso de las canciones de Cri-Cri es la calidad y
variedad de sus composiciones, pues compuso con todas las formas musicales,
conocidas, desde un tango hasta un chachachá, pasando por un vals, un fox-trot
o una rumba.
El creador de este extraordinario grillito es Francisco
Gabilondo Soler, nacido en Orizaba, Veracruz el 6 de octubre de 1907. Gustaba
de las matemáticas, la astronomía y la música, la cual aprendió solo; "de
oído".
A los 23 años comenzó a escribir canciones infantiles, como "El chorrito", "El baile de los muñecos", que se difundieron por la XEW, una estación de radio muy importante de la Cuidad de México en 1934. Ése fue el nacimiento del "Grillito Cantor" y su programa duró nada menos que 27 años. Francisco Gabilondo Soler murió en 1990 a los 83 años, dejando a los mexicanos un tesoro de más de 120 composiciones para la niñez mexicana.
A los 23 años comenzó a escribir canciones infantiles, como "El chorrito", "El baile de los muñecos", que se difundieron por la XEW, una estación de radio muy importante de la Cuidad de México en 1934. Ése fue el nacimiento del "Grillito Cantor" y su programa duró nada menos que 27 años. Francisco Gabilondo Soler murió en 1990 a los 83 años, dejando a los mexicanos un tesoro de más de 120 composiciones para la niñez mexicana.
Inclusive Walt Disney quiso contratar a Cri-Cri para
componer las canciones para sus películas y él se negó porque pensaba que los
niños mexicanos tenían derecho a sus propias canciones.
México entero ha gozado con sana alegría durante años, al
hacer suyas las más dulces y tiernas canciones de Cri-Cri.
Este era Cri-Cri, un compositor que nunca pasará de moda y
en este día del niño, recordando aquellos bellos momentos de mi niñez, plagados
de travesuras con mis amigos, rememorando sitios, momentos y canciones, que el
tiempo atrae a mi mente, recuerdo aquellos discos de vinil, de colores
llamativos, amarillos o anaranjados, que absorta escuchaba en ese viejo
tocadiscos, e imaginaba y daba vida a aquellos personajes que la voz del
grillito traía a mi mente.
Sean la inspiración de la niñez actual y un motivo de dulces
evocaciones para quienes también disfrutaron con estas canciones, de una
infancia feliz.
Hasta el gigante de internet Google, realizó un homenaje a Francisco Gabilondo Soler en su 105 aniversario el día 6 de Octubre del 2012 con un doodle:
Hasta el gigante de internet Google, realizó un homenaje a Francisco Gabilondo Soler en su 105 aniversario el día 6 de Octubre del 2012 con un doodle:
28 de febrero de 1958.
Prologo en el álbum de canciones Cri-Cri. Edición Milo.
"Decir algo sobre mis propias canciones es difícil; yo
mismo ignoro cómo vienen a mi imaginación. Jamás me preocupé por escribir sobre
un tema determinado y así, tales como son, música y letra han llegado casi
siempre juntas cuando menos las esperaba.
Las canciones de Cri-Cri son como un diario de aquella época
tan alegre en la que yo era pequeño y apenas me había asomado a la vida. Todas
las tardes me enviaban a casa de mi abuelita. Mi abuelita era muy linda como lo
son todas las abuelitas pero su casa resultó ser un prodigio de maravillas.
Maravillas que fuí descubriendo a medida que crecía. En medio del patio estaba
la fuente con un chorrito vertical que a veces brotaba vigoroso o bien
desfallecía. En una de las recámaras el gran ropero de cedro, con copete, se me
abría de par en par para que me deleitara yo con los objetos que había
atesorado mi abuela. En la sala había un piano con teclas amarillas que mucho
me gustaba oprimir con el dedo tieso, hasta que me ordenaban dejar en paz el
instrumento.
Entonces corría yo al traspatio en cuyo fondo habían cuartos
grandes y tenebrosos, con muy poca luz, repletos de trebejos y baúles y cajones
con papeles apolillados. Allí las puertas rechinaban misteriosamente. Después,
encaramándome al tejado donde se arrullaban los pichones, alcanzaba yo a ver
muy lejos, hasta una pradera donde correteaban caballos sueltos y que a veces
cruzaba silbando el tren, pequeñito como de juguete.
Cuando me cansaba yo de travesuras, me sentaba ante mi
abuelita a escuchar de sus labios cuentos fantásticos. Estoy seguro de que mi
abuela y su vieja casona son la base de toda la obra de Cri-Cri. Sin aquellas
impresiones inolvidables, ¿cómo haber imaginado lo que llevo escrito? Por mi
gusto aún sería pequeño, pero un hechicero que se llama Cronos me encantó y me
volvió señor; sólo a la hora de mis programas se me permite retornar a los
antiguos tiempos: con mí querida abuelita que sigue siendo linda y su casa
vetusta y misteriosa. Cada tarde vuelvo a ella, pero ahora me acompañan miles
de chiquitines al compas de la música de mi corazón"
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