Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




domingo, septiembre 15, 2013

El Ángel de la independencia o la victoria alada

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA




 La Columna de la Independencia, conocida popularmente como el Ángel de la Independencia, es con mucho el grupo escultórico más importante y significativo de la Ciudad de México. La belleza del monumento y los símbolos que representa resaltan luminosos en el céntrico Paseo de la Reforma, maravillándonos ante esta obra, símbolo de nuestra ciudad y de nuestra historia.
                        
El proyecto le fue encargado en 1900 al arquitecto Antonio Rivas Mercado. El 2 de enero de 1902 fue colocada la primera piedra del Ángel de la Independencia por Porfirio Díaz y su inauguración fue el 16 de septiembre de 1910 por el propio Díaz, como parte de las Fiestas del Centenario del a Independencia. A partir de entonces y a pesar del incierto periodo que comenzaría ese mismo año con el estallido de la revolución mexicana, nuestro país tiene un emblema majestuoso que recuerda y celebra la gesta independentista.
                        
La escultura que corona la columna es una Victoria Alada, que mira hacía el Zócalo capitalino, Palacio Nacional, y el Antiguo Templo Mayor.
La Victoria Dorada, con la libertad presente en las cadenas rotas que ostenta en su mano izquierda. En su brazo derecho levanta el laurel con el que llega a coronar a los hombres y mujeres que ofrendaron su vida en pos de un anhelo de independencia.
             
   
El 27 de julio de 1957, el monumento vivió su momento más difícil al caerse dicha escultura a causa de un fuerte terremoto, se había mantenido más de cuatro décadas mirando hacía el Zócalo a 45 metros de altura, cuando un temblor de 7⁰ la sacudió.
                

La cabeza rodó hasta el pavimento. El brazo derecho de aquél ángel caído se desprendió. Se fracturo un pie. Grandes multitudes desfilaron por la columna. Aquel día duró una eternidad.

Fue cuando el pueblo mexicano recordó que él era ella, que seguramente una mujer había posado para darle vida y que en algún lugar debería existir. Porque aquella cabeza dorada quedo deformada y había que encontrar a la musa perdida para reconstruir el rostro.
Nadie se había preguntado durante casi 50 años a quien pertenecían aquellas facciones. Surgieron rumores de que se trataba de alguna de las hijas del arquitecto Antonio Rivas Mercado: ¿Alicia o Antonieta? Nadie se ponía de acuerdo.
Había que reconstruir la Victoria Alada para el 16 de septiembre de 1958, bajo el mandato del presidente saliente Adolfo Ruiz Cortines.

Fue cuando una mujer de 77 años, que vivía en la Portales, daba a conocer su verdad…
Ernesta Robles; así respondió cuando un escultor italiano llamado César Augusto Volpí se interesó en aquella mujer de 23 años que en ocasiones frecuentaba el mundillo de escritores, poetas, escultores, militares y políticos. Ella era costurera, venía del Estado de México y gustaba del baile de salón.
Volpí quedo impresionado con su belleza y se lo comento a su amigo también escultor e italiano: Enrico Alciati, quien tenía por encargo, en aquellos inicios de 1900, crear los grupos escultóricos de una columna, que por encargo del Gral. Porfirio Díaz, debía estar lista para el 16 de septiembre de 1910, para la celebración del Centenario de La Independencia de México.

Los presentaron en un baile. Ernesta no sabía de qué escultura le hablaba el escultor Enrico Alciati, ni su significado en los próximos cien años. Pero eso de lucir su torso desnudo no era bien visto en la sociedad. Su padre había muerto y tenía que ayudar a su madre, sus cuatro hermanos y a sus dos hijos, así que ¡$ 3 pesos diarios por posar!  ¡Eso era demasiado! Y total nadie se enteraría. Así que al final acepto prestar su rostro y sus piernas por el puritanismo de la época.
Una joven llamada María posó ante el escultor de la cintura al cuello. Y así el rostro de aquella costurera llamada Ernesta Robles se mantiene en nuestro símbolo de libertad y ese rostro sería duplicado en la nueva cabeza.
La original se encuentra en República de Chile #8 en el Centro Histórico. Tras la caída del ser alado en 1957 fue llevada a casa de los condes de Heras y Soto, uno de los firmantes del Acta de Independencia en 1821. El edificio colinda con la calle de Donceles y actualmente forma parte del Archivo Histórico de la Ciudad.

Solo se requirió de una modelo para rehacer el brazo destruido. La restauración se encargó al escultor Fernández Urbina quien conoció casualmente a una secretaria en la calle 5 de Mayo llamada Esperanza Nájera y fue su brazo el que sirvió como modelo y pasaría a la posteridad levantando el laurel.

El conjunto escultórico está conformado por la Victoria Alada, la Columna de la Independencia de 36 metros de altura, estructurada en acero y recubierta con piezas labradas de cantera de Chiluca y el mausoleo Altar de la Patria, donde reposan los restos de ilustres personajes que lucharon por concretar el ansiado sueño de un México libre de ataduras coloniales: Hidalgo, Morelos, Guerrero, Allende, Aldama y Guadalupe Victoria.
      



En los costados de la base se encuentran las estatuas en mármol de los Héroes de la Independencia. En los cuatro vértices de la base que sustenta la columna se representan las figuras en bronce de la Ley, la Justicia, la Guerra y la Paz. De frente, se ve la sugerente escultura de un vigoroso león guiado por un niño: el Poder y la Pureza.


Esta es la Columna de Reforma: La Victoria Alada, a sus 103 años de existencia y en recuerdo de sus musas que le prestaron su rostro y su cuerpo y a los mexicanos que le dieron su alma etérea para vivir.

montse_rocco@hotmail.com

4 comentarios:

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