Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




miércoles, julio 25, 2012

La marcha del 26 de Julio. 3era. parte

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA



La convergencia de dos marchas el mismo 26 de julio: la de los Politécnicos y la otra de comunistas dio el pretexto perfecto para la “represión preventiva”

La entrada de los granaderos a la voca 5 provocó un efecto de cascada. El mismo 23 de Julio, maestros decretaron un paro de labores. Comenzaron las asambleas y la organización de la protesta contra la irrupción policíaca.
   Era obligada la intervención de La Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), la organización oficial de representación estudiantil, que auspiciaban las autoridades (Poli, PRI, y gobierno) y presidía entonces José Rosario Cebreros, estudiante de Medicina del Poli
   La FNET era una especie de Sindicato estudiantil que congregaba a más de 300 mil estudiantes de todo el país.

   Cuestionada por los grupos de izquierda, que avanzaban en la representación estudiantil, la FNET había evidenciado la debilidad de su liderazgo, un año atrás, durante el paro organizado por los politécnicos, en apoyo a la Escuela de Agricultura Hermanos Escobar de Ciudad Juárez, Chih. Que se había lanzado a huelga. La FNET se vio presionada a apoyarla, aun cuando la ponía en conflicto con el gobierno.
   Ahora estaba obligada a actuar. Convocaron a una reunión de sus miembros el miércoles 23 de Julio a las 5 de la tarde, en el auditorio de la escuela Wilfredo Massieu, en el Casco de Santo Tomas. Acordaron realizar una marcha de protesta por el abuso policíaco y abanderar la demanda de los politécnicos, quienes exigían la renuncia de los jefes policíacos Luis Cueto y Raúl Mendiolea, y del Teniente Coronel Armando Frías, Jefe del Cuerpo de Granaderos.

   La manifestación se programo para el 26 de Julio. Antes sin embargo, debían solicitar el permiso de las autoridades. Acudieron el jueves 25 por la mañana a la Secretaria General de Gobierno para entrevistarse con su titular, Rodolfo González Guevara, quien les pidió posponer la manifestación porque coincidía con la del “26 de Julio”, qué se celebraba cada año, en memoria del asalto al “Cuartel Moncada”, como inicio de La Revolución Cubana. Pero esta vez la FNET, no cedió. No podía.

   Para las autoridades capitalinas, la decisión de otorgarles el permiso no era un asunto menor. No solo por los aires de protesta estudiantil que corrían en todas las latitudes del mundo, sino por los antecedentes del caso politécnico. Además la presencia de los comunistas siempre añadía un ingrediente de riesgo a ojos de las autoridades.
   Eran tiempos de guerra fría y cualquier manifestación comunista obligaba la estrecha vigilancia de La Secretaria de Gobernación, a cargo de Luis Echeverría y de su Director Federal de Seguridad el militar Fernando Gutiérrez Barrios.

   Como en esta oficina se concentraba toda la información política y de seguridad, nadie ha dudado de que Echeverría y Gtz. Barrios, previeran los riesgos que traería el que se llevaran a cabo dos manifestaciones el mismo día.

   La manifestación arranco a las 4:30 p.m. Desde La Ciudadela hasta El Monumento a la Revolución, envuelta en un clima de unidad contra la agresión policíaca, pero dividida por las diferencias entre las distintas expresiones políticas estudiantiles. O mejor, porque los politécnicos que militaban o simpatizaban en las organizaciones de izquierda cuestionaban la autoridad moral de la FNET para encabezar la marcha. Había hartazgo del control gubernamental y hacia mucho que luchaban por democratizar la vida estudiantil y sus órganos de representación.

   De Salto del Agua y San Juan de Letrán, partió la otra marcha, la de apoyo a la Revolución Cubana. La marcha de los comunistas hubiera transcurrido “como cualquier peregrinación” de no haberse presentado un factor extraordinario; y ocurrió cuando coincidieron en San Juan de Letrán (hoy eje central), las dos marchas.

¡Zócalo, Zócalo, Zócalo!

   Los dos contingentes de las manifestaciones, se unieron en una sola protesta, intentando alcanzar el Zócalo. Intentaron lo no visto: reclamar el Zócalo, donde nunca antes habían llegado las manifestaciones. Nadie desde los mineros de Nueva Rosita, se había atrevido a llegar a La Plaza de la Constitución
   De cómo coincidieron las marchas de Comunistas y Politécnicos, hay versiones encontradas: Hay quienes afirman que se trató de una acción espontánea y quienes advierten que se trató de un plan concertado por La Confederación Nacional de Estudiantes Democráticos.

   “Decidimos (los estudiantes de La Juventud Comunista y La Liga Espartaco) organizarnos, para romper el control de la FNET sobre la manifestación” Dice David Vega en el libro: Pensar el 68

    En el libro de memorias: La Flor del Tiempo, Martínez Nateras entonces presidente de la CNED escribe: “Los compas del poli se movilizaron y fuerzan a la convocatoria de una manifestación de la FNET, charlamos con Alanís, el líder de la voca, y convenimos proponer unificar las dos marchas. El localito de la CNED en Córdoba 95 en la Roma, es insuficiente para alojar a los participantes en la reunión del 25 en la noche. Los muchachos resuelven mantener las dos marchas.”

   Al hacer contacto las dos manifestaciones se produciría un corto circuito, que crearía el pretexto formal para la intervención policíaca y daría al acto una  connotación política que hasta entonces no tenia. Desde el punto de vista de imagen pública, la policía estaría reprimiendo una “acción comunista subversiva.” Se hablaría enseguida de “una conjura extranjera” o, si se quiere, de un “complot” del comunismo internacional.

   “Represión Preventiva”, le llamaban en el argot de la policía política, y la aplicaban sobre todo contra la izquierda, cada 1º de mayo ó, 1º de septiembre para evitar protestas incomodas. El método se justificaba, ante la proximidad de las Olimpiadas, que se inauguraban la segunda semana de Octubre de 1968.

   A pesar de la FNET, las consignas para llevar la marcha de politécnicos al Zócalo, estallaron durante todo el trayecto. Había pasión política sin trancas; de allí que al llegar al Monumento a la Revolución, se desbordara la exigencia de seguir hasta la Plaza de la Constitución.
   Unos 300 jóvenes politécnicos se separaron en el Monumento, ante la negativa de la FNET de salirse de la ruta autorizada. La manifestación continúo hacia el Casco de Sto. Tomas, donde concluyo aproximadamente a las 18:30. Pero allí los estudiantes opositores de la FNET se hicieron de los altavoces y convocaron a volver al centro de la ciudad.
   “Caminamos hasta Nogal y Fresno (Col. Sta. María La Rivera), tomamos autobuses, nos bajamos en el panteón San Fernando y desde allí iniciamos nuestra marcha independiente” recuerda Jaime García Reyes en Pensar el 68

   Se calcula que fueron cerca de 3 mil, los jóvenes que partieron hacia el Zócalo, ya integrado con los grupos de izquierda. Unos enfilaron por 5 de Mayo y otros por Madero.
   Paco Ignacio Taibo II, quien participaba en la marcha comunista cuenta: “Dejamos nuestra manifestación y nos fuimos de mirones. De repente estábamos metidos en una marcha de estudiantes politécnicos, que protestaban contra las porras y las agresiones de bandas juveniles, avanzando hacia el Zócalo y echando mierda contra la FNET (que no sabíamos que era.) Nos unimos a ellos, parecían más festivos y bastante más serios que nosotros. Parecían más genuinamente encabronados. Parecían más inocentes.”

   Conforme avanzaban, las cortinas de los comercios se iban cerrando. De pronto, la vanguardia se detuvo y de la retaguardia comenzaron los gritos: “¡¡Zócalo, Zócalo!!”  
Avanzaron unos metros, hasta la intersección de Palma. Allí, una muralla de granaderos se precipito sobre ellos. Ya los esperaban…

   “Sonaron gritos, el paf, paf de las explosiones de las bombas de gas. Segundos después estábamos rodeados de granaderos que se dedicaban a apalearnos, aprovechando que habíamos quedado atrapados en las estrecheces de la calle Palma. Las puertas se cerraban. Recuerdo con claridad la sangre corriendo por la frente de alguien que venia a mi lado, los zapatos que se perdían cuando la gente corría sin espacio, tratando de salir de ahí. La sensación de que nunca se podría huir de allí sin ser apaleado. Los granaderos se acercaban. La multitud se compactaba, gritos y jadeos, algunos golpes en la cabeza dados sin misericordia, con odio. La sensación de que no había salida y que el apaleamiento sería interminable. Me llevó al pánico.” Recuerda Taibo II.

   Hoy a la distancia, sigue llamando a sospecha uno más de los incidentes cuyo origen nadie ha podido aclarar: los botes de basura llenos de piedras que “aparecieron” en el perímetro de La Alameda. Hay estudiantes que dieron su testimonio y dicen haber visto a un grupo de hombres adultos llegar en camionetas y poner esos botes y otro grupo tomar las piedras y lanzarlas contra los escaparates de al menos 15 comercios: Trajes Wilmex, PEMEX, Ropa del Prado, Casa Aries, Banco de Londres y México, Camisería Cazuela, Modas Castelos y el Museo de Artesanías.
   El Johnny dice que se trataba de “indicadores” del DDF, infiltrados que se habían colado entre los jóvenes para provocar. “A mi me lo informó mi gente, que cuando llegaran a las joyerías comenzarían a romper todo, eran infiltrados”

   En las siguientes horas; el centro de la Ciudad de México ardió: sirenas, gases lacrimógenos, piedras, los jóvenes buscaron refugio en las preparatorias de la UNAM: en la 3 de San Ildefonso, que compartía sede con la 1 en la calle de Justo Sierra, en la 2 ubicada en Lic. Verdad y Guatemala. Otros huyeron hacia las vocas 2 y 5 de la Ciudadela y la 7 de Tlatelolco. El resto se esparció por las escuelas del Poli y casas de estudiantes para informar de lo que acababa de ocurrir.
   Para las 10 de la noche, la policía capitalina ya había esparcido la refriega por todos los planteles de la zona centro, en las preparatorias, los granaderos arremetieron contra los estudiantes que salían de clases y de un concierto de rock. A los politécnicos los persiguieron hasta las vocacionales.

   “Los chavos de las prepas 1 y 2 (de la UNAM) no tenían nada que ver, iban saliendo de clases, pero a quien veían con libros y cuadernos se le iban encima. Fue un ataque fuera de toda proporción, por la saña con la que nos golpearon y como para provocar que eso creciera deliberadamente” Recuerda Mauro Cesar Enciso Barrón

Para defenderse, los estudiantes tomaron 13 camiones y los utilizaron como barricadas en un perímetro de 4 cuadras alrededor de las prepas. En la prepa 3 fue su mismo director Roberto Alatorre Padilla quien encabezo la defensa del plantel. En la azotea los estudiantes se organizaron con piedras y botellas.

Al cabo de 4 horas de enfrentamientos, pasadas las 2 de la madrugada ya del 27 de Julio y en medio de un cerco de 800 granaderos, el director del plantel universitario se entrevistó con el Coronel Carlos Cueto Fernández para pedirle que detuviera la agresión. El jefe policiaco le garantizo que no habría más embates siempre que los estudiantes también detuvieran los ataques y entregaran los camiones. Hubo calma pero los granaderos se mantuvieron en los alrededores de las prepas de San Ildefonso hasta la mañana del sábado 27 de Julio.
   El conflicto había alcanzado a la Universidad Autónoma de México y se tejían los hilos de la solidaridad entre las dos instituciones más importantes del país: El Politécnico y la UNAM.
El recuento de los daños 4a.parte

 montse_rocco@hotmail.com 

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