Mientras tú duermes...

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADA

De esas charlas que nos retroalimentan, han dado fruto largos borradores. Borradores que por distintos motivos, se siguen quedando en borrador.
Tengo un habito añejo, y es, contarme las historias por la noche, antes de lograr conciliar el sueño; no cuento ovejas, cuento historias. Aunque no precisamente me las cuento a mi misma, es mas exacto decir que se las platico a un amigo, a ese amigo imaginario, que me acompaña ya desde hace muchos años, el cual creé, me resulto más fácil, crearlo que encontrar uno verdadero, considerando mis particulares exigencias o que reuniese las características especiales que me gustaría encontrar en alguien.

Mi particular o caprichoso escenario:  sentados en un agradable lugar, con música, _ pues la música nunca falta cuando escribo, no puedo escribir si no tengo música, dependiendo lo que escribo es la elección_
 ... Estamos acompañados por música y con sendos y aromáticos cafes, unos tabacos reservados para las charlas amenas y ricas como me gusta llamarles, donde se comparten ideas, sueños, historias, experiencias y nos interrumpimos constantemente por tanto y tanto que tenemos que compartir, no hay competencia, ni alardes para ver quien sabe mas, estamos mas allá de eso, es una retroalimentacion, un fluir de pensamientos e ideas, donde el tiempo pasa sin percatarnos siquiera, donde el cansancio no aparece para cortarnos ese torrente de pensamientos y palabras, en ese escenario me vislumbro.

Otro escenario que uso es sentados frente al calor de un agradable hogar, (como se le conocía antiguamente a las chimeneas) donde las llamas crepitantes e hipnotizadoras inspiran pensamientos, dependiendo mi animo uso cualesquiera de esos dos escenarios, y ahí empieza mi narrativa, le platico al amigo imaginario mis historias, y aquí es cuando se crea la magia, sumergida en ese momento, y en la oscuridad mi voz se escucha, palabras y pensamientos se entrecruzan y nos envuelven en ese irreal momento, pausas y silencios, que lejos de ser incómodos, nos conectan.
Pensamientos, todos en perfecta sincronía que en lugar de hacerme dormir me excitan el animo (por que la excitación no solo es una emoción sexual) y curiosamente en lugar de dormirme y arrullarme, me hacen mantenerme despierta y desear poder anotar todo eso, pero me seria imposible levantarme y prender el ordenador o anotarlo en el cuaderno, serian demasiadas preguntas y explicaciones de porque me levanto y lo que estoy haciendo, no lo entendería.
Así que me contento con seguir mi narrativa, hasta que logre conciliar el sueño, muchas veces lo he logrado, otras mas veo la luz del nuevo amanecer filtrarse por las rendijas indicándome que me ha vuelto a pasar y ya ni intentarlo, solo seguir y esperar la hora indicada para dirigirme al cuarto de baño y esperar o desear que el agua que corre no borre las impresiones de mi mente para más tarde poder transcribirlas en cualquier oportunidad.

Y de esas noches de charla imaginaria es de donde han salido buenas narrativas, o me engaño creyéndolo. Tengo borradores inconclusos, otros en espera de correcciones, gramaticales y ortográficas; porque no engaño a nadie, uso diccionarios gramaticales y diccionarios de antónimos y sinónimos, es un hábito que he adquirido,  para pulir mi estilo, también para ampliar vocabulario.

Creo va siendo hora de desempolvar borradores, y manuscritos, asomarme a mi caja de Pandora como me gusta llamarle y sacar a la luz, esos cuadernos y hojas sueltas, plenas de vivencias y fantasías. Y dejar que duerma mi amigo imaginario.

"De esas madrugadas, que no se olvidan...donde abrimos una rendija para el miedo,
Un latigazo de duda, una sombra a la izquierda, frente al salto al vacío...
Y en la oscuridad mi voz pidiendo: aparece!

montse_rocco@hotmail.com