CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADA
Al pensar en la expo Buda Guanyin, la novela Siddhartha es de lo primero que me viene a la mente; el primer libro que me atrapo y fue un parteaguas en mi juventud. Ésta fue una de las novelas claves del premio Nobel Suizo/Alemán Hermann Hesse; sencilla en su lectura, clara en sus alcances y temas universales. Después devoré Demian y esa magnífica historia desgarradora llamada El Lobo Estepario.
El punto es que con sencillez, Siddhartha fue capaz de acercar y mostrar las ideas generales del budismo a Occidente.
Buda, o el iluminado fue eje central en un país de dinastías que eventualmente transmutó su camino de la realización en la deidad femenina llamada Guanyin, quien renuncia al Nirvana para obrar por el bien de la humanidad.
Las piezas expuestas (más de 200 piezas desde la dinastía Liao, Luang, Ming y Qing) relatan parte de la leyenda que cuenta que cuando Guanyin (también llamada Chenrezig en tibetano) miró el sufrimiento del mundo su cabeza estallo de dolor, haciendo que su padre espiritual, Amitabha, reuniera las piezas en nueve cabezas. El deseo de ayudar a todos los seres causó que le crecieran mil brazos, con un ojo en cada palma. De ahí sus representaciones con mil brazos y nueve cabezas.
La exposición está dividida en tres secciones: la primera una introducción al Budismo desde sus orígenes en la India hace 2500 años; la segunda dedicada a la transmisión del budismo en China; la tercera presenta características de las diferentes representaciones de Guanyin en la tradición del Budismo tántrico.
Gran exposición donde se resalta la misericordia, la benevolencia, y el consuelo, sentimientos hoy tan extraños para nuestras costumbres tan materiales.
Algo que resaltaré es que con esta exposición se abre un ciclo llamado “Grandes Civilizaciones” dentro del esquema religiones del mundo.
Ya hacía falta este tipo de apertura hacia otras formas de ver la religiosidad, ideas y creencias de otras culturas, en nuestros días
montse_rocco@hotmail.com
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