Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




lunes, enero 16, 2012

Amate y Papiro un diálogo histórico.

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA


FUENTE: El siguiente texto fue elaborado por el equipo de trabajo del MAP
Escrito por: María de los Ángeles Beltrán Nadal el 18 de Mayo de 2008
La información que quiero compartirles,formo parte de una añeja exposición que se llamo "Amate y Papíro...Un Diálogo Histórico". Y se presento en el Museo de Arte Popular con motivo del festejo de los 50 años de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Un arte milenario desarrollado por artesanos egipcios y mexicanos, donde se aprecian las similitudes en la forma de la elaboración de estos materiales,que van a ser representativos de su vida, cultura y pensamiento mágico y sagrado, así como motivo ceremonial religioso de sus respectivas culturas. Dos pueblos alejados en el tiempo y el espacio, pero que nos legaron el arte del escribano y el inicio de lo que despues se convertirían en nuestros libros...

"Arte milenario surgido de dos grandes culturas, el amate y el papiro nos llevan a descubrir similitudes en sus creencias y mitos asociados a la naturaleza, la concepción de la vida y de la muerte, coincidencias conjugadas en esta exposición, que cuenta con poco más de 60 piezas.

La vida cotidiana, los símbolos, signos y lenguajes enigmáticos plasmados en amates y en papiros se han convertido a través de los siglos en verdaderas expresiones de arte popular.

Las civilizaciones ancestrales de México y Egipto nos han permitido imaginar paralelismos relacionados con el fascinante mundo del arte, la escritura sagrada, el complejo pensamiento religioso y sus aportaciones culturales y científicas, a través de la simbología e imágenes representadas en estos materiales.

Ambas culturas desarrollaron un complejo sistema de escritura jeroglífica. Los escribanos egipcios utilizaban como soporte un papel elaborado con tallos de papiro, mientras que en el México antiguo se utilizaba como papel la corteza del árbol amate o la piel de venado.

Un águila o un halcón, un felino o una serpiente, almas como pájaros, flores o insectos, son elementos de la flora y fauna que aparecen constantemente representados en amates y papiros. Son invariablemente sincretismos religiosos que guardan una estrecha relación con la cosmogonía de los antiguos pueblos de México y Egipto.

Las dos civilizaciones centraron parte de su misticismo –relación con sus dioses– en el concepto de la muerte. En el caso de los mexicas, no se asociaba a una cuestión de premio o castigo, como sucede en el cristianismo. Al morir, el alma del individuo tomaba distintos rumbos según el tipo de muerte que hubiera tenido, independientemente de su comportamiento terrenal.

Tal vez el egipcio sea el pueblo que deificó en mayor medida a la muerte, pues mantuvo un interés constante hacia ella y una actitud esencialmente ritual ante la misma. Destaca la ceremonia religiosa, por ejemplo, en la que se enterraba al faraón con un texto mágico, a fin de ayudarlo en el viaje a su nuevo estadio.

Estos papiros, que comprendían una colección de fórmulas mágicas y de invocaciones a las divinidades, se conocían como el Libro de los Muertos, el cual era colocado junto al cuerpo.

El AMATE, HERENCIA ANCESTRAL

"Hay en esta tierra unos árboles que se llaman amaquáuitl ; tienen lisa la
corteza, y las hojas muy verdes; son del tamaño de duraznos. De la corteza
de él hacen papel, y cuando ya es viejo córtanle y torna a echar de nuevo".
Fray Bernardino de Sahagún


En la antigua Mesoamérica, el papel se elaboraba con la corteza del amatl o árbol de amate. Su producción fue importante para las culturas de nuestro continente, sobre todo para la elaboración de códices, en los que se registraba la historia y se plasmaban los conocimientos que se querían preservar y difundir, así como para ofrendas, adornos y vestimentas ceremoniales.

Los mayas fabricaron el papel entre los años 500 a 1000 a. C. Se producía en extensas regiones que ahora comprenden los estados de Yucatán, Chiapas, Veracruz, las Huastecas y Oaxaca, y en algunas zonas de Guerrero, Morelos y el Valle de México. En el reinado de Moctezuma II, el papel era un importante tributo que rendían a los mexicas la mayoría de los 42 pueblos donde se producía.

El papel se usó principalmente para elaborar libros en forma de biombo, conocidos como códices, y vestidos, en lugar de las pieles de animales, aunque después fue sustituido por los tejidos de ixtle y de algodón. Como indumentaria o accesorio, tuvo una importante variante destinada a los usos rituales.

El papel amate en las ceremonias servía para escribir la historia de los héroes y dioses, para realizar imágenes a semejanza de los humanos que a su vez servían de ofrenda para las deidades.

Los encargados de llevar el registro de la historia a través de la escritura eran los tlacuilos, término que procede del verbo náhuatl tlacuiloa, porque escribían pintando. Debían poseer aptitudes para el dibujo y la pintura, así como profundos conocimientos de su lengua, además de ser hombres o mujeres de cualquier clase social, elegidos desde muy jóvenes. Desempeñaban su oficio en lugares como tribunales, templos, casas de tributo, mercados y palacios, sitos que también les servían de hogar.

En el México antiguo, la importancia social de los tlacuilos radicó en el resguardo de la tradición heredada por los abuelos, a través del simbolismo que representaba el uso de la tinta negra y roja.

En el Virreinato se prohibieron los actos ceremoniales, lo que ocasionó la disminución del uso del papel, ya que los indígenas lo utilizaban para transmitir mensajes, además de usarlo en la magia y la hechicería. Durante el proceso de evangelización, el amate y la caña de maíz fueron utilizados por los misioneros para fabricar los cristos de caña, figuras que tuvieron auge en los siglos XVI al XVIII.

En la elaboración tradicional del amate, se hierve la corteza del árbol en agua con ceniza o en agua de nixtamal y, una vez que se suaviza, se enjuaga y se conserva sólo en agua. Posteriormente, se extienden las fibras sobre una tabla en donde son golpeadas con una piedra para fusionarlas; por último, se pone a secar hasta que se desprende fácilmente el papel.

La producción del papel amate parece no haberse interrumpido, ya que sobrevive en la Sierra Norte de Puebla, entre los otomíes de San Pablito Pahuatlán y los nahuas, de las orillas del Río Balsas, en el estado de Guerrero, quienes heredaron la tradición de su elaboración y de sus ancestrales usos rituales.

Al principio de los años setenta, estas comunidades combinaron su trabajo artesanal –el papel y la decoración en cerámica– de donde surgió una nueva manifestación artística: la pintura sobre amate.

La fama que ha alcanzado este nuevo arte popular lo convierte en un trabajo representativo de los artesanos mexicanos. Actualmente, estas obras constituyen el encuentro de dos regiones del país: la de San Pablito, donde se elaboran las hojas, y la del Medio Balsas, donde las pintan en forma magistral.



Se aprende a pintar amate en el seno familiar; primero los niños observan a los mayores y luego comienzan a rellenar con colores los dibujos que ellos han bosquejado. Las familias desarrollan estilos distintos que a menudo comparten con los vecinos y parientes lejanos. Como resultado, los pueblos desarrollan sus propios estilos artísticos.

La producción de este nuevo concepto de trabajo artesanal en amate se lleva a cabo principalmente en las comunidades de Ameyaltepec, Xalitla, Maxela y Oapan, en el estado de Guerrero, reflejando a través de sus obras las costumbres y tradiciones que caracterizan su cultura. Por ejemplo, las coloridas escenas cosmogónicas y los elementos del medio que los rodea, así como dibujos llenos de imaginación y creatividad.

Aunque la técnica de elaboración del papel es prácticamente la misma que se usó hace siglos, las formas de obtener la corteza han variado. En la época prehispánica se desnudaban las ramas de los árboles adultos, permitiendo que su corteza se regenerara lentamente. A partir del incremento de la demanda de amate desde hace treinta años, empezaron a utilizarse todas las ramas de los árboles adultos, sobre todo la corteza de los jóvenes, lo cual ha impactado negativamente el ecosistema de la región de la Sierra Norte de Puebla.

Es importante hacer conciencia sobre la estrecha relación que existe entre el trabajo de los artesanos y la exuberante biodiversidad de nuestro territorio –la tercera en importancia en el ámbito mundial– y que, si no se protege de manera adecuada, desaparecerá irremediablemente.


El PAPIRO EN EGIPTO

De uso primordial en la civilización egipcia, el papiro fue el soporte de su escritura e imprescindible en las actividades religiosas, científicas, comerciales, administrativas y creativas de esa cultura. En las etapas predinásticas (4000 a. C.), ya se utilizaba en la fabricación de numerosos objetos de uso cotidiano: tapetes, cortinas, calzado, cuerdas, cestos e incluso balsas.

El papiro se obtenía de unos filamentos largos extraídos del tallo de esta planta –hasta de cuatro metros de altura–, que se colocaban paralelamente muy juntos unos a otros, sobre una superficie húmeda. Encima de esta capa se acomodaba otra más en forma perpendicular a la anterior, y se conseguía así una materia compacta que se prensaba y luego era pegada con el jugo producido por el propio tallo, para finalmente secarlo al sol.

La superficie se alisaba con un trozo de madera o marfil, hasta que quedara listo para escribir sobre él. La lámina resultante era flexible y resistente, y podía enrollarse con facilidad. Una sola lámina llegaba a medir entre 16 y 42 centímetros de alto y 40 centímetros de ancho. Este material, anterior al papel junto con la tinta, es, sin duda, el precursor de los elementos que conforman el libro actual.

Entre los documentos más reproducidos en papiro se encuentra el llamado Libro de los Muertos, con el que llegó la edad de oro del libro ilustrado, surgido durante el Imperio Nuevo (1500 a. C., dinastías XVIII-XX). De acuerdo con la historia, toda familia acomodada y con posibilidades de un entierro y una tumba dignamente preparados podía adquirir este texto elaborado por escribanos e ilustradores.

El escriba –en lengua egipcia sesh–, era considerado como el portador del recurso más sagrado: la escritura jeroglífica. Se trataba de un alto funcionario al servicio del faraón, de un dignatario o de un templo. Esta profesión, ligada a la administración del estado y al grupo sacerdotal, gozó siempre de un gran prestigio, y llegó a pertenecer a la clase social más elevada después de la familia real.

Entre algunas de sus ocupaciones, estaban: el registro de impuestos, el control de las cosechas, la medición del nivel de las inundaciones periódicas del río Nilo, así como contabilizar los productos que ingresaban a los almacenes reales. En los templos también tenían presencia los sacerdotes escribanos, quienes se dedicaban a copiar textos y a recitar fórmulas rituales.

Los escribanos tenían un patrón, el dios Thot, considerado el inventor de la escritura y del calendario, y señor del tiempo. También regía la Casa de la Vida o escuela de los escribanos y, como escriba de los dioses, estaba presente en el Juicio del Alma ante Osiris, donde anotaba el resultado de esta ceremonia. En algunos textos figura, de manera principal, como dios asociado a la magia e inventor de todas las palabras.

Al escribir con plumas de caña sobre papiro, desarrollaron una escritura más fluida y redondeada que se denominó hierática (utilizada en textos religiosos), que a su vez se transformó en una escritura más sencilla denominada demótica (de uso más común).

Sus herramientas básicas de trabajo, además del papiro y los pinceles, eran las tintas de dos colores, el negro y el rojo, este último generalmente servía para los textos y datos importantes. La tinta negra se fabricaba mezclando cola –pasta utilizada para pegar– y carbón, mientras que el rojo resultaba de la combinación de cola y ocre.

A través de los papiros se ha logrado conocer una parte importante de la cultura egipcia, la relación con sus dioses, sus creencias y forma de vida, trascendiendo por la majestuosidad de sus dibujos y colorido, además de los testimonios plasmados en su escritura.

El Museo de Arte Popular (MAP) y la Embajada de la República Árabe de Egipto, inauguraron la exposición Amate y Papiro… un diálogo histórico el 17 de mayo para celebrar los 50 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y Egipto.

La ceremonia de apertura fue presidida por el Exmo. Aly Houssam El-Din El-Hefni Mahmoud, embajador de la República Árabe de Egipto, la embajadora María de Lourdes Aranda Bezaury, subsecretaria de Relaciones Exteriores, el doctor Fernando Viveros Castañeda, secretario técnico A del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, María Teresa Arango, presidenta de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Popular, Walther Boelsterly Urrutia, director general del MAP, Luis Armando Haza Remus, director operativo del MAP, Gerardo Gómez, coordinador de Mantenimiento y Exposiciones del museo, Gerardo Taber, egiptólogo, y David Israel, museógrafo del MAP. Asimismo, estuvo presente Alfonso Margarito García, el maestro papelero que elaboró una serie de piezas específicas en papel de amate para la exposición.

El Embajador de Egipto expresó su gratitud tanto a los participantes como a los asistentes, y en especial a Bruno Ferrari, director general de ProMéxico, quien propuso combinar los amates mexicanos y los papiros egipcios en una exposición conjunta que pudiera formar parte de una de las diversas actividades que se llevan a cabo con motivo de este aniversario.

"Esta exposición hace referencia, por un lado, a la conciencia de nuestros antepasados, acerca de la importancia del papel –y en especial, de su utilización–, ya que ofrece la posibilidad a los artistas de ambos países de expresar sus habilidades y reflejar el arte de ambos pueblos tanto en el pasado como en el presente, y por otro, remarca, una vez más, las similitudes de antaño y las actuales existentes entre la cultura mexicana y la egipcia", dijo el Embajador.

"Los papiros de esta exhibición no datan del antiguo Egipto; son obras de los egipcios de nuestra época. Al parecer, la utilización de los papiros se introdujo de nuevo a mediados del siglo pasado. Si bien es cierto que la mayoría de ellos refleja al Egipto antiguo y sus maravillosas pinturas localizadas originalmente en muchos sitios arqueológicos, templos y tumbas, de igual manera representa nuestra cultura copta cristiana y nuestra cultura islámica. Este es uno de los aspectos del arte popular egipcio que puede encontrarse en la actualidad", concluyó.

Por su parte, la embajadora María de Lourdes Aranda Bezaury, subsecretaria de Relaciones Exteriores, destacó que estos cinco decenios han sido muy importantes en las relaciones egipto-mexicanas, caracterizadas por un alto grado de colaboración, y en los que ambos países han compartido la convicción del respeto y del diálogo como únicas vías para la paz y la prosperidad internacional.

"Hoy dos sociedades modernas, pero con profundas raíces en el tiempo, se encuentran a través de su arte y de su historia. Las expresiones que se nos muestran en este museo tienen una particularidad que nos llena de orgullo. Vienen en un vehículo propio de la civilización egipcia y de las civilizaciones mesoamericanas: el papiro y el amate. Si Egipto es un don del Nilo, como afirmaba Herodoto, otro de sus regalos es la planta del papiro, cuyo nombre dio origen a la palabra papel. En el papiro se escribieron los grandes tratados de filosofía griega y los primeros evangelios cristianos, y fue el medio de comunicación más importante en el Mediterráneo durante la antigüedad clásica", dijo la Embajadora.

"En el otro lado del Globo, Mesoamérica inventa su propio papel y su propia escritura para legarnos la memoria de sus pueblos, y es en otro textil vegetal, el amate, donde se escribieron los testimonios de la vida y del pensamiento de nuestros ancestros americanos".

La embajadora María de Lourdes Aranda imprimió énfasis en que el diálogo entre estas dos culturas milenarias nos enseña, mediante sus obras populares, la forma en que –dentro de las distancias del tiempo y el espacio y pese a las diferencias– podemos compartir y enriquecernos mutuamente"

montse_rocco@hotmail.com

1 comentario:

  1. s how it always works out when you travel the big world.
    The films which follow Jurassic Park explore the situation on the island after
    humans return to iit to face a far stronger and
    more aggressive dinosaur population. There are 2 BHK+study apartments
    in Indiabulls Centrum Parkk on offer for you to chooxe from.



    My web-site Jurassic park Builder cheats

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...