Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




viernes, septiembre 13, 2013

Historia de bronce

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA



El festejo de nuestras fiestas patrias será una buena oportunidad para replantear la forma en cómo nos han enseñado la historia oficial de México, pues el desarrollo democrático de las naciones, exige un proceso de revisión y transparencia en diversos aspectos de su vida pública. Está visto que los valores y los hechos que se transmiten, actualmente, están sumamente distorsionados.
En el libro Contra la Historia Oficial, el autor propone una nueva visión a la llamada Historia de Bronce, llamada así por los historiadores porque se encarga de exaltar el virtuosismo y las hazañas de los héroes, a los que se idolatra y se les quita todo vestigio de errores humanos y ambiciones, hasta convertirlos en semidioses y ponerlos en estatuas de bronce.

Es cierto que todas las historias oficiales del mundo tienen ciertos propósitos políticos y distorsionan la historia, al grado de hacerla irreconocible. La historia oficial se convierte en una especie de cuento infantil, con héroes y villanos, mártires impolutos como Hidalgo, Morelos; héroes triunfadores como Juárez y “villanos villanos” como Córtes, Santa Anna o Porfirio Díaz indefendibles e irredentos.

El propósito de este libro es rescatar algunos episodios generalmente ocultos y distorsionados por la historia oficial y que probablemente sean sorpresivos para los lectores como yo, no especializados. Y para los detractores, les diré que hay connotados historiadores profesionales de varios siglos citados en este libro. 

Pero veamos un poquito de la historia:

HERNÁN CORTÉS, EL PADRE NEGADO
Actualmente se nos enseña a los mexicanos que fuimos conquistados por los españoles, pero la clave de esa conquista del imperio azteca radica en la división que había entre los habitantes de esas tierras, las enemistades y los rencores acumulados en su contra por parte de los tlaxcaltecas y otros que se fueron sumando al paso de los españoles.
Parte de nuestro trauma histórico es el rechazo del padre. El padre es blanco, la madre es indígena y nosotros somos producto de una violación que rechaza a la madre por ser india pero que sufre el rechazo del padre blanco y ese es nuestro trauma histórico. Seguimos negando esta participación a pesar de que hablamos español. Esto queda demostrado en que actualmente no existe en el país una estatua de Hernán Cortés, al que sólo se ve como un conquistador y al que se le escatima ser el fundador de la nación mexicana. Cortés fue un ejemplo de liderazgo y un ejemplo del príncipe que Maquiavelo planteó en su obra. Cortés logró la hazaña de la conquista. La conquista es un evento traumático que nos deja una herencia social como la Colonia, la cual seguimos cargando sobre la espalda pero como escribió Octavio Paz desde una perspectiva crítica, “No es fácil amarlo, pero es imposible no admirarlo”

MALINCHE, LA GRAN TRAIDORA
La Malintzín o Doña Marina, quien a pesar de que era una hija de un noble azteca, al morir su padre fue vendida por su madre a los señores de Tabasco y luego más tarde fue entregada a Cortés como tributo de guerra, de ahí viene el nombre de Malinche, el cual dieron los indígenas a Cortés, que significa el dueño de Malintzín.
Fue tomada como símbolo de la traición, pero según Luis González de Alba, ella fue “fiel a su pueblo oprimido por los aztecas y por tanto enemiga de éstos” y era respetada por indígenas y españoles. Ella repudiaba los sacrificios humanos e intercedía ante los tlaxcaltecas para que liberaran a los prisioneros.

MOCTEZUMA, HÉROE PASMADO.
La imagen que tenemos de él, es la de un ser pasmado, apanicado y que se doblegó ante los españoles, en su defensa debemos señalar que él tenía la convicción de que trataba con dioses y creía en el mito de Quetzalcóatl que venía a recuperar sus dominios. Además quedó impresionado ante el arrojo y temeridad de los españoles.

HIDALGO, “SU ALTEZA SERENÍSIMA”
Se sabe que Hidalgo no era como lo pinta Joaquín Ramírez sino más bien era alguien que vestía con colores llamativos, turbante con plumaje, colores chillantes, bebía alcohol frecuentemente y tenía varios amoríos. Los historiadores oficiales, presentaron una imagen más aceptable, vestido de sotana negra, un sacerdote austero.
Pero lo más difícil de aceptar es que fuera un asesino, porque mandaba matar clandestinamente a los rehenes españoles (niños mujeres, ancianos y civiles). Con esta malentendida pasión antiespañola, el cura de Dolores, los mandaba asesinar por las noches con su esbirro llamado Marroquín. 
Durante los meses que Hidalgo estuvo en Guadalajara recibió el título de “Su Alteza Serenísima” que años más tarde recibió Santa Anna.
Ya presó, Hidalgo confesó sus crímenes cuando fue interrogado sobre el porqué no sometía a sus víctimas a un juicio antes de ejecutarlas. Don Miguel respondió: “Era innecesario; sabía que eran inocentes”
Está versión jamás aparece en la historia oficial, pero existen documentos y cartas que lo detallan.

ANDRÉS QUINTANA ROO
A partir de 1815 el gobierno virreinal aplicó una política de amnistía que fue acogida por varios insurgentes como Andrés Quintana Roo, a quien le pusieron como condición que proporcionara información sobre los insurgentes y denunciara a sus compañeros (lo cual pone en entredicho su heroicidad) naturalmente que él dio la información.
Entonces en estricto sentido es un traidor a la causa insurgente pues da información confidencial para que lo perdonen. Podemos entenderlo como humano pero lo que no podemos entender es porqué se le pone su nombre a un estado.
En la historia borramos las cosas que no nos gustan y en este caso se ve como se convierte en héroe a un traidor. En contraste con Guadalupe Victoria, quien nunca aceptó ni la amnistía ni la rendición. Vivió como ermitaño refugiado en una cueva en Veracruz como acto de rebeldía, hasta que Santa Anna lo saca de su encierro y lo suma al ejército trigarante.
Otra de las distorsiones de la historia es decir que los insurgentes ganaron y que por eso tenemos independencia ¡No! Ellos fueron derrotados militarmente; quien hace la Independencia es Iturbide. Así nos los enseñan porque a los historiadores oficiales no les gusta reconocer que la lucha de Hidalgo y Morelos fue derrotada.

MAXIMILIANO, GOBERNANTE INCOMPRENDIDO
Aunque se le identifica con los malos de la historia fue un hombre muy idealista, romántico, muy malo para gobernar, ingenuo y con cierta dosis de ambición apuntalada por su esposa Carlota, a la que le interesaba la corona de cualquier sitio así fuera México, del que poco conocían. Algo que no se le reconoce es que es el gobernante del siglo XIX que más intenta ayudar a los indígenas y a los campesinos, fue el precursor del agrarismo e indigenismo moderno. Fue un gobernante realmente comprometido e interesado más que otros en los indígenas, ni siquiera Juárez ayudo más que el aristócrata.
Algunos como el historiador Krauze se preguntan si “No es hora ya de mirar con cierta simpatía a aquel archiduque romántico y liberal, perdido en tierras mexicanas”

JUÁREZ, HÉROE MÁXIMO
Es nuestro héroe máximo por una sencilla razón es de los pocos que ganan. La mayoría de nuestros héroes son derrotados como Hidalgo, Morelos o Guerrero. Juárez se murió a tiempo, murió en la silla presidencial, por ello es un triunfador militar y político.
Se nos ha enseñado que Juárez es un adalid y defensor de la legalidad aunque en realidad era muy buen político, muy pragmático y muy hábil, que sabía cuándo y cómo darle vuelta a la ley. Manipula la ley y la trata de cambiar e incluso igual que Porfirio Díaz, gobernó por encima de la Constitución porque cuando organizaba elecciones incurría en fraudes electorales y eso nadie lo menciona.
Algunos historiadores como Krauze han señalado: “En términos electorales, ésa es la triste verdad; don Benito Juárez fue un tímido predecesor del PRI”

SANTA ANNA, EL BUEN MEXICANO
Santa Anna fue un héroe muy popular y su fuente de popularidad nació al haber derrotado a una potencia extranjera que quería conquistar a México. La fecha del suceso, 11 de septiembre debería ser una fecha gloriosa para México, porque se derrotó definitivamente a los españoles; más que el 5 de Mayo cuando los mexicanos ganaron una batalla a los franceses pero después sufrirían una derrota monumental.
Lo malo es que cuando alguien cae, como en el caso de Santa Anna, incluso te escatiman tus victorias, lo cual se me hace injusto porque si de por sí los mexicanos tenemos pocas victorias, al borrar esta victoria de Santa Anna en Cempoala, se la estamos quitando a México, a nosotros mismos.
Con el tiempo Santa Anna crece políticamente y se convierte en el modelo del siglo XIX de la clase política nacional e incluso prototipo del político mexicano actual. Aunque también vemos en él a un espejo del país que nos está recordando que fueron los propios mexicanos los que lo llevaron 11 veces a ocupar la silla presidencial, sabiendo que era un villano, que tenía defectos, errores y traiciones. El gran deseo de este veracruzano fue “Que los mexicanos todos, olvidando mis errores políticos, no me nieguen el único título que quiero donar a mis hijos: el de buen mexicano”. Pero la mayoría de los historiadores lo sigue dejando en el averno histórico.

PORFIRIO DÍAZ, HÉROE DE NOVELA
 A Porfirio Díaz la historia oficial le ha dado una imagen sumamente oscura de dictador, que nadie niega, pero omitiendo muchos de sus aciertos porque fue al mismo tiempo un héroe y un villano. Fue un auténtico héroe nacional considerado así por sus contemporáneos. Por ejemplo, fue el único que se negó a brindarle su voto durante el plebiscito organizado por Santa Anna para que se mantuviera en el poder.
Hay que resaltar su lealtad a la república porque nunca claudicó ni aun estando preso por los franceses quienes les daban a sus prisioneros la oportunidad de escapar o salvar la vida firmando un compromiso de no volver a tomar las armas contra ellos, pero él nunca firmó.
Es un héroe de novela aunque después se convirtió en dictador y fue también un maestro en la “coptación”. Durante su gobierno surgió el término “hueso”, para referirse a algún cargo público. Si Díaz hubiera fallecido algunos años antes de la revolución maderista, probablemente sería considerado como nuestro máximo héroe nacional.

HACIA UNA HISTORIA CRÍTICA
“Enseñarles a los niños y a los adultos una historia que no tiene relación con la realidad, es una idea romántica y corremos el riesgo de que lleguen a adultos con esa idea mítica y falsa. Suponer que por ignorar la verdadera historia del país los mexicanos se convertirán en mejores adultos equivale a pensar que los niños se convertirán en mejores adultos si jamás se les desengaña sobre la verdadera identidad de los reyes magos.
Si bien nuestra historia no estuvo exenta de violencia, el problema es cómo se enfoca y cómo se enseña. Actualmente se exalta como un valor, recurso legítimo o vía de redención política contra los malos gobiernos, por lo tanto no debe extrañarnos que muchos mexicanos estén propensos a la violencia.
Como ya bien señaló el historiador Luis González y González: “Una característica de los héroes de cualquier parte del mundo, es la de tener halo deslumbrante y cola que les pisen”.

Lo que se trata con esta propuesta de rehacer la historia no es sustituir héroes para que cada partido elija sus villanos y encumbre a sus héroes como si fuera una historia partidista, sino crear una historia consensada con todos los partidos y los profesionales y así explicarles a los niños que debe tratarse a los héroes como lo que fueron, caudillos o líderes políticos pero no semidioses. Incluso aquellos considerados nuestros héroes máximos también incurrieron en abusos y arbitrariedades.

La interpretación de toda historia patria debería apegarse más a la necesidad de difundir y promover valores propiamente democráticos como vía para un futuro inmediato. Esta nueva historia debe enaltecer los valores de paz, legalidad, negociación, diálogo y tolerancia como medios para conseguir un orden justo.

Fuente: "Contra la historía oficial" Autor; José Antonio Crespo.
montse_rocco@hotmail.com

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