Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




viernes, agosto 09, 2013

¿Que tan bueno eres en la cama?

CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA


Hay que decirlo sin rodeos: son muy pocos los hombres que salen bien librados en la cama, y no de la cama y no porque lo tengan grande, pequeño o mediano, un punto que tanto suele preocuparles. O porque sean eficientes maquinitas que siempre están dispuestas, listas, en su punto. ¡No! Hay sutilezas vitales que poco o nada tienen que ver con el buen desempeño físico y que son claves a la hora de juzgar que tan buenos son para el sexo.

Estas son:

1. Todo entra por los ojos:
Las mujeres, como los hombres, entran por los ojos, y en ese primer juicio la vanidad masculina es fundamental... un hombre gordo, que no se cuide, que tenga los zapatos sucios (¡no se imaginan cuánto se fijan las mujeres en los zapatos!), que use tanga narigona de colores... ¡qué horror! El que huela bien, se afeite (aunque a mi me enamoran los hombres barbudos, que piquen con su barba y si es de candado no, no no, por diosa! me mojo!) se vista con gusto, use bóxer´s (se admiten calzoncillos jockey blancos), ande con las uñas limpias y cuidadas, empieza la seducción con el pie derecho.

2. Besos, más besos:      
Por favor hombres, demórense todo lo que quieran besando a las mujeres. Nosotras extrañamos (¡de verdad!) esos besos de adolescencia frente a la puerta de la casa. Extrañamos los vidrios empañados por tanto besar. Extrañamos el mirarse a los ojos mientras nos besan, besos en el cuello, el vientre, las orejas, la espalda, las piernas, ¡los pies! no, no, no, apenas tuve la experiencia de ver como se metía literal mis dedos en la boca, uno a uno y lamía y chupaba cada dedo del pie, ¡con una lentitud! ¡que me tenía rogando por otras cosas! fue una experiencia ¡uff! teneís que vivirlo para que me entiendas lo que digo, es sumamente placentero, excitante y...  (bueno! con algunas excepciones, si no te gusta tener los pies impecables, mejor ni lo intentes o será contraproducente). Decían las abuelas: "El que sabe besar y sabe bailar (sin que besar sea sinónimo de tocar por todas partes) llegará rápido a su meta".
Y sí además aderezas con unos suaves (o fuertes; dependiendo el gusto ¡eh!) mordiscos ¡uf! De esos que en los días posteriores, las marcas te hacen sonreír pícaramente y volverte a humedecer, sólo de recordar... mmm

3. Más de 15 minutos por favor:
Los hombres máquina, tipo taladro, frenéticos y animalescos, que demoran los quince minutos que puede tomarles llegar a un orgasmo (hemos cronometrado, si señores), suelen ser catalogados de sosos, egoístas, aburridos y díscolos. Hágannos desear. ¡No lo den todo tan rápido!  Que veamos estrellas antes del taladro, ¡por favor! Estudiense un manualito de sexo tántrico ¡por favor!. Las técnicas del ritmo de contención, si no saben de que hablo, es señal de que no duran mucho señores, investiguen, sus mujeres se lo agradecerán. 

4. Variedad:
La posición del misionero no está mal, pero para nosotras suele ser interesante (por eso de los estímulos entre los pliegues femeninos) estar encima o agarradas a ustedes como si fueran el tronco de un árbol. ¡¡¡Variedad señores!!! Déjennos de tanto en tanto tomar la iniciativa en posiciones más interesantes. Usen lugares diferentes también para hacerlo, salgan de la cotidianeidad. No todo es la cama, nos gusta nos sorprendan.

5. Pocas preguntas:
¿Celos añejos? Vaya uno a saber... Pero el hombre que en pleno acto pregunta: ¿Dónde aprendiste? ¿Quién te enseñó? ¿Por qué tan enteradita? ¿Cuantos componen tu lista?... ¡Mata todo! El pasado es pasado. Nada de indagar sobre el cómo se aprendió, agradezcan que aprendimos y disfruten.

6. Ojo con las manos:   
Acaricien, no amasen. No sean tan rápidos con las manos. No sean tan genitalistas. Utilícenlas para una caricia en el cuello, en la mejilla, en el pelo, en los pies. Y cuando lleguen a la intimidad, ya saben: no se trata de amasar.

7. Dejen actuar:
Si nos compramos un sostén sexy, no lo arranquen, Disfrútenlo. Si encendemos chimenea, compramos vino, calentamos el jacuzzi  y los recibimos desnudas, sean lentos con el romanticismo. ¡No sean tan rápidos!

8. Palabras:
Todas las mujeres coincidimos en que el clítoris está en los oídos. Ó mejor dicho: que el punto “G” está en los oídos, ¡Quienes buscan más abajo están perdiendo el tiempo! Queremos oír que les gustamos, que somos bellas, que están excitados, que les fascinamos, que nos quieren (¡como nos gusta que nos digan que nos quieren!). Y ojo con volverse mandones: “hazme esto, hazlo así, quiero esto, etc.”  Hay que saber decirlo. (o pedirlo)

9. ¿Dos seguidos?...
Calidad en vez de cantidad. Una vez que se acaba, un vinito, una charla, unos besitos. Nuevamente empezar el juego erótico, el preámbulo, volvernos a "calentar". Entendemos que a los hombres hay que darles tiempo para recuperarse, para que puedan, tener un segundo round, no somos tan tontas para pretender que sean unas máquinas, pero entiendan que muchas no nos llenamos con una jornada de sexo. Así que o nos trabajan bien o no se molesten si jugueteamos nuevamente como señal de "recuperate que quiero más"

10. Adiós ronquidos:
 Por muy bueno que seas en la cama, el que acaba y se duerme de inmediato es, en vocabulario femenino, un perfecto imbécil. Así que a mantenerse despiertos una horita por lo menos...

11. Detalles:
¿Saben cuantas mujeres deseamos que nuestros hombres, nos sorprendan con una velada romántica?, ¿que nos cubran de chocolate o cualquier otra sustancia y luego se la coman en nuestro cuerpo? ¿que nos preparen un rico baño de tina con velas y pétalos alrededor, que preparen el lugar (hotel o cama) con hermosos detalles? Sí lo sabemos ustedes no son románticos, ni dados al detalle, y dirán que eso sólo se ve en las pelís bobas y acarameladas del cine, que eso no sucede en la vida real. ¡Pero nosotras lo adoramos, lo deseamos y lo queremos! ¡Y si hay hombres que lo hacen!, ¿así que cuidado chicos! ¡Sí tú no te preocupas por esos detalles o por poner un poco de romanticismo, otro lo hará!
Piensen sí nosotras los complacemos en sus fantasías, nos disfrazamos con atuendos sexys que sabemos que los "prenden", si aceptamos sus juegos o inclusive diferentes formas de sexo, sólo por complacerlos, pues ustedes a nosotras también complazcannos.

12. Zonas erógenas:
Hombres aprendan a descubrir las zonas sensibles que a cada mujer nos vuelven locas, no todas somos iguales, a unas les excita los besos en el cuello, a otra en los senos, las piernas, los pies, la espalda, en fin cada una tenemos ciertos puntos especiales, muy sensibles al placer, no nos pongan en el mismo molde, descubrannos! Y una vez que sepan cual es la caricia que más nos vuelve loca, ¡apliquenla!

13. ¡Expresense!
Odiamos y sí ODIAMOS a los hombres mudos, queremos oírlos gemir, suspirar, ¡expresar algo! Nos excita saber que están disfrutando tanto como nosotras, nos estimulan, es un indicativo de si lo estamos haciendo bien, si podemos hacerlos gozar, algunas nos gusta que nos susurren al oído cositas, desde un: "que sabrosa estás","sabes delicioso", "que rico te mueves/lo haces", "sigue, sigue", "detente, más despacio", "me vuelves loco" hasta las frases sucias que a otras mujeres nos excitan. Ah! y no se olviden que a muchas nos gustan las nalgaditas, sí ya se, muchas dirán que no son actrices porno, putas, pero las menos, a muchas si nos excita. Pero por eso hombres,  inténtenlo y vean la respuesta en sus mujeres, si no dice nada, o ven que se prende más es señal que si le gusta.

Recuerden que hoy en día hay mujeres que no temen expresar su sexualidad, que los tabúes se han ido rompiendo y que somos más las mujeres que disfrutamos y aceptamos nuestra sexualidad, de manera abierta, sin limitantes y tapujos, que sabemos que es un continuo aprendizaje, y que estamos dispuestas a ser alumnas y maestras en el arte amatorio.


montse_rocco@hotmail.com

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