Este espacio fue concebido mientras pasaba largas horas escribiendo con pasión, pensamientos que fluían como ríos de tinta,; fruto de sentimientos y nostalgia.
Su único propósito fue siempre el de expresar a través de líneas escritas con el corazón, sentimientos que amenazaban con desbordarse.
Al paso del tiempo, el arrebato que inspiró esto, dejó de ser protagonista principal, pero jamás dejó de ser mi razón de escribir.
Con los años, mi mente me sigue llevando hacía él.
Y es por ello que mis letras siempre llevarán en el fondo de su orígen, una huella que representa mi amor hacía esa primigenia inspiración.
Más la vida sigue, otros apegos están por manifestarse, y se abren paso otros lugares donde depositar el corazón, donde plantar las ilusiones, donde ver crecer la esperanza.
Del ayer, del ahora, y tal vez del mañana continuaré hablando...
Este es mi espacio: eternamente en construcción, sin un plan maestro y estás mis crónicas...




viernes, marzo 29, 2013

El ruiseñor y la rosa


CRÓNICAS DE UNA MENTE DAÑADABRUJA

Un ruiseñor vivía en el jardín de una casa. Todas las mañanas una ventana se abría y un joven comía su pan… mientras miraba la belleza del jardín. Siempre caían migajas de pan en el antepecho de la ventana. El ruiseñor comía las migajas creyendo que el joven las dejaba a propósito para él. Así, creció un gran afecto por aquel que se preocupaba en alimentarlo… aunque sea con migajas.
Un día el joven se enamoró. Pero al declararse, su amada impuso una condición para retribuir su amor: Que a la mañana siguiente él le trajese la rosa roja más bonita.
El joven recorrió todas las florerías de la ciudad, pero su búsqueda fue en vano. Ninguna rosa…mucho menos roja.
Triste, desolado, fue a pedir ayuda al jardinero de su casa.
El jardinero declaró que él podría obsequiarla con petunias, violetas, claveles. Cualquier flor menos rosas. Las rosas estaban fuera de temporada; era imposible conseguirlas en aquella estación.
El ruiseñor habiendo escuchado la conversación quedó con pena por la desolación del joven. Tenía que hacer algo para ayudar a su amigo a conseguir la flor.
Entonces el ave buscó al Dios de los pájaros, quien le dijo:
- Tú puedes conseguir una rosa roja para tu amigo… ¡pero el sacrificio es grande y podría costarte la vida!
- No importa, respondió el ave. ¿Qué debo hacer?
- Bien, tendrás que encaramarte en un rosal y allí cantar la noche entera, sin parar. El esfuerzo es muy grande; tu pecho puede no aguantar…
- Así lo haré, respondió el ave. ¡Es para la felicidad de un amigo!
Cuando oscureció, el ruiseñor se encaramó en medio de un rosal que quedaba enfrente de la ventana del joven.
Allí se puso a cantar su canto más alegre, pues precisaba esmerarse en la formación de la flor.
Una gran espina comenzó a entrar en el pecho del ruiseñor y cuanto más cantaba, más entraba la espina en su pecho.
Pero el ruiseñor no paró.
Continuó su canto, por la felicidad de un amigo. Un canto que simbolizaba gratitud, amistad. Un canto de donación hasta de su propia vida

Por la mañana, al abrir su ventana, el joven se detuvo delante de la más linda rosa roja, formada por la sangre del ruiseñor. Ni cuestionó el milagro, enseguida recogió la rosa.
Al ver el cuerpo inerte de la pobre ave, el joven dijo:
- ¡Qué estúpida ave! Teniendo tantos árboles para cantar, vino a posarse justamente en medio del rosal que tiene espinas. Por lo menos ahora dormiré mejor, sin tener que escuchar su tonto canto.

Es muy triste, pero desgraciadamente…
Cada uno da lo que tiene en el corazón.
Y cada uno recibe con el corazón que tiene….

montse_rocco@hotmail.com

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